Belice es el único país de América Central cuyo idioma oficial es el inglés. Fue colonia británica hasta 1964, año en que Gran Bretaña le otorgó la autonomía, y se independizó por completo en 1981. Además de su heterogeneidad, consecuencia de la colonización europea y la esclavitud africana, y la migración de numerosas otras comunidades culturales; Una de las características que más se destaca en Belice es su pequeña población en relación a su extensión geográfica. Según el censo de 2010, la población alcanza aproximadamente los 322.453 habitantes, de los cuales casi el 14,2% son extranjeros. En términos relativos, Belice es el país centroamericano que más población extranjera ha recibido desde 19383 (OIM, 2010). Estos factores han provocado un enorme cambio en el panorama sociocultural de Belice durante las últimas tres décadas,
Inmigración y emigración
Cuando Belice se independizó, la emigración ya se había convertido en una característica central de la sociedad beliceña. La primera emigración a gran escala ocurrió durante las décadas de 1940 y 1950, cuando más de 1000 hombres beliceños fueron contratados para trabajar en la agricultura y la industria durante la Segunda Guerra Mundial debido a la escasez de mano de obra en los Estados Unidos. Muchos otros también se fueron a trabajar a la Zona del Canal de Panamá (Miller, 1993). En 1961, un desastre natural también desencadenó una emigración a gran escala cuando el huracán Hattie devastó grandes extensiones del país (Babcock y Conway, 2000). La década de 1970 fue un período continuo de emigración, especialmente para las mujeres que se ganaban la vida como empleadas domésticas internas o fueron atraídas al sector de servicios (de bajos salarios) en los Estados Unidos (Babcock y Conway, 2000). La tasa de emigración anual promedió alrededor de 3.000 por año en la década de 1980 y 2.100 por año en la década de 1990 (Mahler y Ugrina, 2006). En promedio, ochenta y cuatro por ciento fueron a Estados Unidos y cinco por ciento a otros países centroamericanos (Mahler y Ugrina, 2006). Esta importante emigración de beliceños, que ocurrió en la década de 1980 y principios de la de 1990, fue en gran parte en respuesta a la crisis económica posterior a la independencia (Barry, 1995). 2006). En promedio, ochenta y cuatro por ciento fueron a Estados Unidos y cinco por ciento a otros países centroamericanos (Mahler y Ugrina, 2006). Esta importante emigración de beliceños, que ocurrió en la década de 1980 y principios de la de 1990, fue en gran parte en respuesta a la crisis económica posterior a la independencia (Barry, 1995). 2006). En promedio, ochenta y cuatro por ciento fueron a Estados Unidos y cinco por ciento a otros países centroamericanos (Mahler y Ugrina, 2006). Esta importante emigración de beliceños, que ocurrió en la década de 1980 y principios de la de 1990, fue en gran parte en respuesta a la crisis económica posterior a la independencia (Barry, 1995).
El malestar político documentado en la región centroamericana durante las décadas de 1970 y 1980 también provocó una afluencia masiva de migrantes, especialmente de Guatemala, Honduras y El Salvador. Las cifras precisas son difíciles de determinar ya que muchos inmigrantes ingresaron al país de manera irregular y se establecieron en áreas rurales en lugar de urbanas. Sin embargo, en 1993, ACNUR estimó que alrededor de 31.000 inmigrantes centroamericanos se encontraban en Belice. En ese momento, este número representaba el 13% de la población total. De esta cantidad, el 35% eran refugiados reconocidos, el 25% inmigrantes legales y el 40% se encontraban en situación irregular. Nuevamente, en 1996 ACNUR estimó que alrededor de 10.000 inmigrantes centroamericanos indocumentados vivían en Belice. (Murillo, 2005)
La relación entre los movimientos de salida del país a gran escala y la afluencia de centroamericanos es compleja. Por un lado, tales movimientos han logrado reemplazar lo que alguna vez fue una población mayoritariamente de habla inglesa por una de habla hispana, un proceso que ahora se conoce como «latinización». En segundo lugar, la “latinización” estuvo acompañada por el desplazamiento económico ya que los recién llegados estaban dispuestos a trabajar por salarios más bajos (Moberg, 1993). Debido a la inmigración y la emigración, hubo un gran cambio demográfico que provocó un cambio en el panorama sociocultural de Belice. A mediados de la década de 1980, se estimó que una cuarta parte de todas las personas nacidas en Belice residían en los Estados Unidos (Pastor, 1985). Sin embargo,
La década de 1990 también vio una afluencia de inmigrantes de Taiwán y China continental, así como chinos de Hong Kong. Gran parte de este flujo fue en respuesta al ahora extinto Programa de Inversión en Ciudadanía Económica de Belice (BEICP), bajo el cual muchos invirtieron en la ciudadanía beliceña a través de una contribución de US$25,000 por familia. al Programa BICP (Departamento de Inmigración, 2012). Entre 1990 y 1994 se aprobaron 8.578 documentos de residencia permanente para inmigrantes asiáticos (Servicio de Inmigración y Naturalización, 1995), lo que corresponde aproximadamente al 4% de una población total estimada de 222.000 en 1996 (Instituto de Estadística de Belice).
El efecto neto de la migración contribuyó a un aumento de la población a una tasa del 2,6% anual. El censo de 2010 registró aproximadamente 46.000 habitantes nacidos en el extranjero, lo que significa un incremento del 35% respecto
al censo de 2000. Los centroamericanos representan casi las tres cuartas partes de estos extranjeros, de los cuales el 41% eran de Guatemala, el 15% de El Salvador y el 15% de Honduras (censo de 2010). La proporción de nacidos en el extranjero de la población total alcanzó un alto nivel en 1995, y los inmigrantes internacionales constituyen casi el 18% de la población total. Aunque hubo una caída al 14,5% en 2000, las estadísticas más recientes indican una tendencia a la baja (censo de 2010).
Aunque la tasa de emigración ha disminuido, los beliceños con altos niveles de educación siguen siendo los que más abandonan el país. Como se indica en el informe del censo oficial del país de 2000, la mitad de los emigrantes tenían estudios secundarios, mientras que el porcentaje con educación terciaria había aumentado en un 64% con respecto a la tasa registrada en 1991 (Mahler y Ugrina, 2006).
Sin embargo, aunque las pérdidas sufridas por la migración calificada pueden traducirse en una “fuga de cerebros” y los peligros de una economía de exportación siguen siendo una amenaza real, la inmigración a Belice ha mostrado un impacto considerable en el desarrollo socioeconómico. Economía de Belice.
Finalmente, debido a la emigración, las remesas también han sido un factor creciente en el desarrollo del país. Las remesas, la transferencia de dinero por parte de un trabajador extranjero a su país de origen, representan aproximadamente el 5,4% del PIB (producto interno bruto). El monto total de las remesas a Belice en 2010 alcanzó los US$7.680 millones. Estas remesas representan aproximadamente un tercio de los ingresos generados por el turismo y un 30% más que el valor combinado de los dos principales productos de exportación del país: camarón y azúcar (Central Bank of Belize, 2010).